Si el ajuste de las mascarillas no es el apropiado, no las estaremos usando de la forma correcta y el EPI no cumplirá su función de protegernos.
Las mascarillas se han convertido en un imprescindible para todos nosotros incluso para salir a la calle. Su importancia radica en la protección que nos confiere, que depende de forma decisiva del nivel de ajuste de las mascarillas. Un aspecto muy a tener en cuenta, ya que como explica José Luis Jiménez, profesor de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) y uno de los grandes expertos mundiales en la transmisión por aerosoles, “por huecos que nos parecen pequeños pasa la mitad de aire sin filtrar”.
Debemos dar la importancia que se merece el ajuste facial de la mascarilla que estamos utilizando a la hora de sentirnos protegidos, si la mascarilla no ajusta correctamente no estaremos usando el EPI apropiado. Por tanto, estaremos dejando de lado la protección. Factores como el vello facial tienen un impacto directo en este punto. Estados Unidos fue el primer país en introducir una prueba de ajuste obligatoria, en los años 70. En Europa algunos países como Inglaterra también lo realizan, pero no es el caso, todavía, de España. Recientemente la Mutua Fremap realizó un estudio sobre la Eficacia en protección de vías respiratorias en 158 empresas de diferentes ámbitos, realizando 223 pruebas de ajuste cuantitavas con 63 modelos de mascarillas autofiltrantes. El resultado fue que más del 86% de las pruebas realizadas no llegaron al nivel requerido de ajuste, por tanto, de protección.
Por lo tanto, a la hora de elegir el modelo de mascarilla que vamos a utilizar debemos darle el valor que se merece al ajuste, ya que va directamente ligado a la protección. La mascarilla debe ir en contacto directo con la piel (sin barba) y debe sellar correctamente, evitando así la entrada y salida de aire sin filtrar.
¿Cuáles son las guías para el ajuste correcto?
- Leer y seguir las instrucciones y requisitos del fabricante.
- Inspeccionar su EPI por daños o suciedad antes y después del uso.
- Comprobar la compatibilidad con otros EPI.
- El usuario debe estar bien afeitado, especialmente alrededor del área de sellado de la cara cada vez que use una máscara ajustada.
Pruebas de ajuste cualitativas y cuantitativas
La eficacia de una mascarilla depende directamente que haya un buen sellado entre la cara de usuario y la mascarilla. Este sellado o ajuste solo puede evaluarse mediante una prueba de ajuste facial, donde distinguimos dos tipos: cualitativo y cuantitativo.
Cualitativo: es un método que utiliza el sentido del gusto u olfato, o su reacción a un irritante para detectar fugas en la máscara del usuario. Esta prueba no mide la cantidad real de fuga. Por tanto, la mascarilla pasará o no la prueba en función de si el usuario detecta la fuga de la sustancia de prueba en su máscara. Este tipo de prueba se usa normalmente en mascarillas desechables y medias máscaras.
Cuantitativo: Esta prueba utiliza un aparato para medir la cantidad real de fugas en la pieza facial y no depende del usuario para detectar las fugas. Las mascarillas utilizadas durante este tipo de pruebas tienen una sonda conectada que indicará el valor de ajuste que tiene la mascarilla. De este modo, sabremos si es la apropiada o no para esa persona.